Con todo el salón repleto de bolsas y paquetes, pero ya estamos instalados en nuestro nuevo piso, adecuándolo todo poco a poco y seleccionando lo que deseamos conservar, porque para venir de un piso de solo 30 metros cuadrados no entiendo como hemos llegado a almacenar tal cantidad de cosas.
Una vez mas el Smart me sirvió como vehículo para la mudanza de los objetos mas pequeños, perdí la cuenta de los viajes que hice, y solo uno con el camión para lo mas grande y pesado, para el que conté con la inestimable ayuda de Miguel (el pobre no sabía donde se metía). Lo que llegamos a sudar! Y es que no es fácil bajar cinco pisos a pie por una escalera de medio metro de ancho un gran colchón, un sofá cama, mesa y cuatro sillas, un gran televisor, de los de antes de los gordos...que poquito te queda Sony!
Y si bajarlo todo nos llevó unas dos horas, tan solo necesitamos veinte minutos para subirlo.
Y en medio de todo el traslado llegó Adam, hijo de Maite y Moi. Bienvenido chico! me muero por verte!
Tras haber vaciado completamente el piso y después de limpiarlo eché la llave por última vez, sintiendo algo de nostalgia por lo vivido allí los últimos cinco años, como también añoraré a mi octogenaria vecina "Rafaela" a la que le debo algunos pimientos, cebollas, sal...en fin lo que se le suele pedir a un vecino.
Tras haber vaciado completamente el piso y después de limpiarlo eché la llave por última vez, sintiendo algo de nostalgia por lo vivido allí los últimos cinco años, como también añoraré a mi octogenaria vecina "Rafaela" a la que le debo algunos pimientos, cebollas, sal...en fin lo que se le suele pedir a un vecino.